Cosmopraxis
Aymara
Antropología
de la vida
Cosmopraxis Aymara y mundo relacional: “hacer familia” con muertos, vivos y wak’as.
“The kind of anthropology I propound here has a different purpose. This is not to interpret or explain the ways of others; not to put them in their place or consign them to the ‘already understood’. It is rather to share in their presence, to learn from their experiments in living, and to bring this experience to bear on our own imaginings of what human life could be like, its future conditions and possibilities. Anthropology, for me, thrives on this engagement of imagination and experience”.
Tim Ingold, Why Anthropology matters. p. 8.Ukatwa jallallapsma qull wak’anaka
Jichaxa nanakaxa muxsa misa
Churanipsma jumaxa nanakaru, suma uywasiñamataki
Jani kuna llakini
Les agradecemos a ustedes cerros sagrados/Les damos ofrendas dulces
Todo para que ustedes nos sigan criando bien/Y sin penas.
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Carlos YujraThe garden tree was a stairway/It was sixteen branches high On the top branch was a nest/Sing the high cloudy nest In the nest there was a bird/The bird had a wing The wing had a feather/Spin the feather and sing the wind
The spinning song, Nick CaveLos caminos de aprendizaje y reflexión que esperamos abrir y dejar corresponder/confluir mediante este sitio de encuentro (taypi) se originan en un proyecto de investigación antropológica cuyo título es Cosmopraxis aymara y mundo relacional: “hacer familia” con muertos, vivos y wak’as. Es un proyecto colectivo que se propone estudiar las prácticas naturalsociales o ecológico-culturales que son promovidas cotidianamente desde familias aymara a través de su relacionarse atentamente con los cambiantes entornos de vida, tanto en Bolivia como en Chile y por extensión en toda la región andina, dando lugar así a aprendizajes que ojalá puedan indicar pistas hacia un mundo más ‘viable’ y decente para todo y tod@s que lo habitan y conforman.
Hablamos de cosmopraxis porque queremos enfocar en primer lugar lo que las personas hacen o practican (Ingold, Yampara, Rivera, Ortner, Sloterdijk), y no tanto la ‘visión’, las significaciones o representaciones que son generadas a lo largo de esa compleja praxis. “Hacer familia” no tiene aquí que interpretarse en términos estrictamente humanos –de parentesco, por ejemplo- sino que pretende abarcar todas aquellas dinámicas sociales que logran relacionar las líneas de vida tanto de seres humanos, no humanos como de otras presencias en la vida. Uta en aymara quiere decir familia pero también casa y en el proyecto se estudia a las utanaka en su intrínseca y dinámica relación con la oikos o casa-pachamama que nos envuelve, que nos cría y de la que formamos parte. El seguimiento antropológico en terreno se lleva adelante mediante el acompañamiento de algunas familias concretas, en su complejo relacionarse, visitando y atendiendo a seres vivos, muertos y presencias protectoras (wak’as) y de manera general moviéndose atentamente a través de la tierra-pachamama. Este acompañar antropológico ha de prestar atención, tal como lo hace la gente en la región andina, al clima y a las atmósferas –vientos, aromas, danzas y afectos-, a los suelos que van pisando o trabajando y a las historias que van compartiendo.
En tanto sitio web –malla de cruces abiertos- l@s invitamos a indagar junto con nosotros cómo se va tejiendo esta ‘ecología de la atención’, interesándonos de manera más amplia por todo tipo de exploraciones –no en último lugar artísticas- de las dinámicas naturalsociales. Al mismo tiempo, la antropología quisiera ponerse al servicio de esta múltiple exploración, recalibrándose a sí misma, ya no tanto como una ‘disciplina’ que se propone estudiar críticamente las complejas dinámicas interculturales y las condiciones ecológicas desde cierto distanciamiento objetivante, sino de manera atrevida y vulnerable a la vez, como un modo de aprender de y con la vida, un “filosofar en y con el mundo” (Ingold), discurriendo ahí fuera, desde un pleno involucramiento en la malla del estando-vivo.
Esta manera de “hacer antropología” conlleva dimensiones políticas, éticas, y ‘educacionales’ importantes. En sintonía con el trabajo reciente no solo de un Tim Ingold sino también de pensadoras contemporáneas como Donna Haraway, Anna Tsing o Vinciane Despret, podemos afirmar que frente al profundo y a menudo sórdido desequilibrio (messiness) en el que los humanos nos vemos inmersos y nos hemos maniobrado, es crucial explorar seriamente caminos para –imperfectas- trayectorias ‘salvadoras’ que logren forjar renovadas alianzas entre todos los integrantes de la vida. En este sentido, estudiar cuidadosamente, junto con las familias aymara, cómo se van dando estas prácticas ecológico-sociales nos parece una vía sumamente importante. Cuando Ingold se refiere a “educar mediante la atención”, resume bien la dimensión político-pedagógica de este ‘proyecto’. Educar en ese sentido tiene que ver con llevar a los humanos fuera de sus ‘lugares-de-estudio’ (y de-vida) demasiado cómodos, a fin de que se sometan a lo que ocurre ahí fuera, acompañando, visitando y aprendiendo a atender a todas las otras líneas de vida. A esto precisamente se refiere uywaña: criar, criarse o dejarse criar, educar, proteger, como ocurre notoriamente desde la “correspondencia humana” con los cerros ‘protectores-educadores’ en las comunidades aymara, llamados uywiri.
Los avances y experiencias de los trabajos en terreno se pueden encontrar bajo la entrada “Cosmo-practicando”.